Prostitución: Una problemática social en Colombia

La prostitución en Colombia es un oficio que se ha venido visibilizando con el paso de tiempo, y si bien no es una actividad ilegal y se reconoce como un trabajo, aún existen muchas problemáticas que giran alrededor de las trabajadoras sexuales que son inducidas a este mundo en su mayoría por amistades.  

Por: María Paula Naranjo, Daniel Suarez, Alejandra Prieto 

Las trabajadoras sexuales y llamadas coloquialmente “prostitutas” han estado marcadas y señaladas desde la antigüedad con distintas denominaciones que hasta la actualidad siguen siendo comunes a la hora de referirse despectivamente a las mujeres que ofrecen servicios sexuales pagos. Palabras que conllevan una fuerte connotación peyorativa, “Puta” siendo la más común entre los países hispanos hasta “Fulana” “Sinvergüenzas”, “mujeres de vida alegre” entre otras.  Desde la Edad Media ya existía este oficio, razón por la que se le conoce como “La profesión más antigua del mundo” ya que sigue siendo una actividad que se perpetua a lo largo de tiempo y en Colombia no es la excepción.  

Según el último informe publicado por la Secretaría Distrital de la Mujer, se estima que para el 2019 más de siete mil mujeres ejercían la prostitución en Colombia, y se considera que a raíz de la emergencia sanitaria por el COVID – 19 este número este en aumento. El 88,2% de las personas que en general ejercen esta actividad tienen un promedio de edad que oscila entre los 18 y 45 años.   

Tatiana (Seudónimo para mantener su identidad oculta) es una joven que vive en Soacha, lugar que ocupa el puesto número 18 de los 116 municipios de Cundinamarca con más alto nivel de índices de pobreza, y una tasa del 15% de desempleo, según el indicador socioeconómico realizado por la Alcaldía de Soacha. Tatiana es parte de este porcentaje de personas que, debido a la pobreza, y la falta de oportunidades para estudiar y trabajar empezó a estar inmersa en este mundo desde los 20 años para ayudarle a su madre económicamente. Según el boletín informativo de la Secretaría de la Mujer se logra ver que el 9,5% de las mujeres cuentan con primaria incompleta, un 37% alcanzaron el nivel de secundaria sin culminar y un 10% cuentan con educación superior.  

La desesperación llevó a la trabajadora sexual a que acudiera a una amiga cercana para pedirle dinero prestado, fue allí donde encontró el trabajo que la ha mantenido a ella y a su familia durante los cuatro últimos años. “Encontré a mi amiga con poca ropa, se me hizo extraño, pero no le preste atención… Me hizo seguir hasta la habitación y me dijo que si entraba al negocio no volvería a sufrir por plata”, cuenta Tatiana. De esta misma manera miles de mujeres son reclutadas diariamente por proxenetas quienes inducen a otra mujer a ejercer la prostitución y se beneficia de las ganancias económicas que se obtienen de esta actividad.  

Existe un modus operandi en las reclutadoras de mujeres. Según Betty Pedraza investigadora de la organización Espacios de Mujer de Bogotá, las proxenetas buscan mujeres vulnerables a nivel económico, que vivan en zonas de pobreza e inseguridad, jóvenes en su mayoría desde los 18 hasta los 35 años, y que no tengan una primera red de apoyo, lo que significa que no tienen una relación cercana o apoyo de parte de sus familias. Las mujeres que cumplen con estos patrones son las que tienen una mayor necesidad de ingresar a la prostitución.  

Andrea, quien es proxeneta desde hace aproximadamente cinco años nos cuenta que sus inicios fueron primero ejerciendo la prostitución cuando una amiga le ofreció trabajo como modelo webcam en su agencia de modelaje, “Cuando ingresé pensé que sería solo grabarme, pero poco a poco me fueron presentando a hombres y empecé a cobrar por sexo físico… Los dueños de la agencia me quitaban mucho porcentaje, así que aprendí del negocio y monté mi propia agencia”, manifestó Andrea, quien no solo ha reclutado a Tatiana, sino también a las otras siete chicas que tiene a su cargo y a las cuales les cobra por dejar que las mismas hagan uso de diez de la mañana y durante ocho horas, de una de las habitaciones para realizar entre cinco y siete servicios sexuales diarios en un apartamento ubicado en el barrio Ciudad Verde en Soacha.  

En los datos arrojados por un estudio realizado por el departamento de igualdad de género de la Secretaría de la Mujer se puede evidenciar que un 79,7 de mujeres ha pensado en dejar este oficio en más de una ocasión, sin embargo, ha tenido que regresar al mismo por la falta de dinero, la mayoría de ellas para poder mantener a sus progenitores, hermanos menores o sus propios hijos. Tatiana es parte de dicha cantidad. A partir de enterarse de su embarazo desde hace ya casi dos años, tomó la decisión de retirarse para buscar otro trabajo en el que no tuviera que seguirle mintiendo a su esposo y familia, pero no logró hallar uno donde pudiera ganar al día más de cuatrocientos mil pesos como si los ganaba siendo prostituta.  

“La gran mayoría de las proxenetas buscan acercarse a las mujeres jóvenes con problemas económicos, haciéndoles durante semanas o meses previos un seguimiento en busca de encontrar que les falta y ofrecerles la solución a sus problemas. Por ejemplo, mujeres que necesiten dinero para los medicamentos de sus padres, con deudas, madres cabeza de hogar, que no tengan la facilidad de conseguir un trabajo estable y bien remunerado, razones por las que los últimos años en su mayoría han sido reclutadas en Colombia mujeres extranjeras” Afirmó la coordinadora del proyecto de Cuerpos para la vida de la fundación Procrear de Bogotá, Cecilia Arias.  

Andrea ha incorporado al negocio a cuatro mujeres de nacionalidad venezolana, dos de ellas hermanas y quienes se han llevado un porcentaje extra por reclutar a las otras dos mujeres. En Bogotá 99,8% de las trabajadoras sexuales extranjeras son originarias de Venezuela y por la crisis migratoria y la discriminación que han recibido se les ha dificultado encontrar un trabajo que les permita mantenerse y llevar una vida digna, razón por la que decidieron desde que ambas eran menores de edad ingresar a este oficio. 

Según datos del DANE de 2015 (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas) se calcula que un aproximado de quince mil menores en Colombia sufren de explotación sexual, en su mayoría consentida por parte de algunos de sus cuidadores entendiéndose por cuidadores a padres, abuelos, o las parejas de su padre o madre biológicos, como el caso de Celeste, una joven menor de edad que actualmente trabaja en un prostíbulo en la localidad de Chapinero. Hoy tiene 19 años y era prostituida por su madre y padrastro desde que tenía 15, sin embargo, al cumplir la mayoría de edad decidió buscar la manera de seguir ofreciendo sus servicios sexuales, pero con lo que ella llama “Mejores condiciones laborales” y fue allí donde encontró a proxeneta a la que ella y sus otras compañeras llaman “Mamá”.  

 El doctor Ricardo Jiménez Barros, Defensor de familia en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) asegura que las consecuencias que pueden presentar las niñas, niños y adolescentes que son víctimas de explotación infantil desencadenan en grandes problemas de salud como embarazos y abortos a temprana edad, infecciones sexuales y consecuencias psicológicas que muchas veces pueden ser irreparables. “Desde el ICBF se vienen adelantando unos programas de promoción y prevención de la prostitución infantil en Colombia, enmarcado en el código de Infancia y Adolescencia y quienes utilicen, comercialicen o instrumentalicen a menores de edad obtendrán de 5 a 7 años de prisión” comenta Jiménez.  

En el artículo 93 de la Ley 1453 de 2011 se estipula que el tráfico de menores (art. 188); la esclavitud sexual (art. 141); turismo sexual (art. 129); demanda de explotación sexual y comercial de persona menor de 18 años (art. 217A) y proxenetismo con menor de edad (art. 213A) serán castigados con encarcelamiento intramural. Por ello el ICBF y la Fiscalía General de la Nación tienen grupos especializados en la búsqueda, atención inmediata y judicialización para estos casos, sin embargo, es una problemática que sigue existiendo en el país.  

Pero no son únicamente los menores quienes están en una posición vulnerable en esta actividad, sino también las mujeres mayores de edad, que a pesar de ejercer un oficio que no está penalizado por el país tampoco está lo suficientemente regularizado.  No existe un marco jurídico que proteja y vele por los derechos de estas mujeres que realizan voluntariamente la prostitución, debido a esto, estas mujeres no se benefician de la seguridad social que constitucionalmente deberían tener, como salud, pensión, riesgos laborales, subsidios laborales, entre otros.  

Según la Secretaría de la Mujer tan solo el 43% de las mujeres están afiliadas a servicios de Salud, y no debido a que los lugares que las contratan como prostíbulos se los brindan, sino porque ellas mismas depositan un ahorro mensual a administradoras de fondos de pensiones, sin embargo, muchas de ellas no hacen este proceso, lo que dificulta que puedan tener unas condiciones de trabajo dignas y seguras.  

“La prostitución en este país no tiene una legalización como lo hacen creer en los artículos, que se quedan ahí, en el papel, porque realmente ni el Ministerio de Trabajo (Mintrabajo) ni ninguna entidad gubernamental hacen algo por el bienestar y las precarias condiciones laborales que tienen las trabajadoras sexuales. La gran mayoría de los avances en sus derechos se han dado por las ONG u organizaciones que no son del estado”, Afirma Johana Caicedo, socióloga de la Universidad Colegio Mayor del Rosario. 

Fotografía tomada de Colprensa

Otro factor clave para hacer una mirada a la normativización y formalización de la prostitución en Colombia es la inseguridad que tienen que vivir diariamente, puesto que un estudio logró demostrar que cerca del 40,7% de los trabajadores sexuales han padecido violencia o vulneración de derechos durante el ejercicio de la prostitución, violencia física en un 56%, abuso sexual en un 28,5%, y abuso policial un 22,5%. (secretaria Distrital de la Mujer, 2015) 

 ¿Entonces qué está haciendo el estado para controlar este trabajo y no ver nada fuera de la ley? El Código Penal reconoce como delitos la explotación sexual, el proxenetismo con menores de edad y la imposición de la prostitución por la fuerza o amenaza. La Ley 1336 de 2009 contempla como delito la explotación sexual y la pornografía con menores de edad y el turismo sexual. Esto nos da entender que le estado protege la integridad de las mujeres, pero no hace nada para supervisar el salario de una trabajadora sexual, pues toda empresa debe pagar su salario incluyendo la salud, el transporte, etc.  

Tras muchas investigaciones se descubrió que la mayoría de las mujeres no hace nada al respecto, debido a que viven en un mundo controlado, con miedos a ser expuestas ante sus familias, ya que trabajan de manera anónima para que nadie de su círculo social esté enterado de la situación, o por otra parte, la necesidad del dinero las lleva a aguantar malos tratos, creyendo que por ganar un dinero ya están conformes sin pensar en su futuro.  

 ¿Pero cómo se da cuenta el estado cuando hay algo que no está funcionando correctamente? En estos casos hace presencia la policía nacional, el coronel William Hernández Sánchez de la ciudad de Bogotá dio la oportunidad de contar los procesos de la policía, ¨en los establecimientos donde se ejerce la prostitución revisan que este sitio este reglamentado, también debe tener unos permisos por parte del ministerio de salud, las mujeres que trabajan ahí deben tener una serie de vacunaciones al día con unos respectivos carnets. Cuando la Policía encuentra un establecimiento sin estos requisitos procede a sellar, y el propietario obtiene una multa, al encontrar menores de edad además de sellar el negocio las niñas se ponen a disposición del bienestar familiar y el propietario estaría haciendo un delito que es la explotación de menores. ¨ 

 En Colombia se podría decir que las prostitutas están bien resguardadas por el estado y la policía, pero como se decía anteriormente, esta protección se enfoca más en su integridad, más no se hace nada para sus derechos fundamentales y laborales.   

En el 2013 el senador Armando Benedetti presentó el proyecto de ley 079 que pretendía reglamentar el ejercicio de la prostitución en Colombia. Pero tiempo después no tuvo más avances, estos eran algunos de los puntos que planteaba el proyecto 079:  

  •  Afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud y garantía de todos los derechos del Código Sustantivo de Trabajo. 
  • No revictimización, ni violencias verbales o físicas por parte de sus empleadores, clientes, usuarios y otros trabajadores. 
  • Vacunas gratuitas contra infecciones de transmisión sexual y actividades de promoción y prevención de enfermedades.
  • Vacunas gratuitas contra infecciones de transmisión sexual y actividades de promoción y prevención de enfermedades. 
  • Trato digno de los clientes a las trabajadoras y abstención, por parte de los clientes, de contratar a quienes estén siendo víctimas de explotación sexual. 

 Nelly Patricia Mosquera, candidata al senado que representa el trabajo por la niñez y las mujeres, en una entrevista nos cuenta su opinión de las trabajadoras sexuales: ¨es un punto crucial de la discusión comprender las implicaciones del reconocimiento de derechos laborales de las trabajadoras sexuales, por cuanto su implementación reviste un importante avance en materia de protección y garantía del derecho fundamental al trabajo, en un contexto en el que el estigma social, por cuenta de una visión diferencial del género, ha establecido características propias de esta actividad, que históricamente han respondido a las formas de concebir el cuerpo, la sexualidad y el trabajo femenino, subordinado a la masculinidad.¨  

La regulación normativa y la jurisprudencia referente a la formalización de la práctica de la prostitución ha tenido avances significativos en el Estado. Sin embargo, se mantiene una serie de dificultades que hace que el ejercicio de esta actividad se vea frustrada por falta de garantías en el ejercicio de los derechos, haciendo que las mujeres que ejercen esta actividad económica se vean inmiscuidas en la informalidad que históricamente ha caracterizado esta labor. 

Foto portada de Cablenoticias tv.

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