“La danza llegó a mí, yo no llegué a buscarla”: José Luis Cuesta Ramírez

El bailarín comparte la historia sobre sus vivencias y experiencias entorno al baile.

José Luís Cuesta hoy en día es un bailarín con más de 10 años de experiencia. Él empezó a descubrir su gusto por el baile desde pequeño, participando en los diferentes eventos del colegio; en esos momentos, no pensaba que el baile se convertiría en algo mucho más grande que un pasatiempo, lo que sí sabía era que estaba destinado para grandes cosas.

En el 2010, cuando Cuesta terminó su carrera profesional de diseño gráfico, tuvo que tomar una gran decisión, la cual determinaría el rumbo tomaría su vida, él recordó lo que pensaba en esos momentos: “¿será que tengo que hacer lo que todo el mundo hace para ser feliz?… no, yo voy a hacer lo que quiero hacer, lo que yo siento que tengo que hacer, entonces nunca dude… escogí la danza y desde entonces no me arrepiento”. Esta decisión llevó a que él perdiera a sus amigos y el apoyo de su familia, sin embargo, a pesar de sentirse sólo, esto lo fortaleció; al tomar la decisión no hubo nada que lo parara.

Cuesta comentó que no quería volverse parte del montón, haciendo lo que todo el mundo hace, quería encontrar plenitud y felicidad en su vida, y sabía que esto lo conseguiría por medio del baile, y con un tono de seguridad y confianza aseguró: “fue una decisión de intuición… bailar es mi destino”. Su formación como bailarín fue empírica, se educó e investigo sólo; después de 5 años de aprendizaje empírico, empezó a participar en talleres, competencias y eventos en diferentes países como: Estados Unidos, Nueva York, Francia, Corea, Alemania, Costa Rica, México y Colombia; en donde, además de ir a adquirir más conocimiento, afianzó los que ya tenía, Cuesta expresó “fue bastante grato el viaje porque

me había dado cuenta que lo que había investigado concordaba con lo que estaba viviendo en esos lugares”.

Él ha ganado muchos de los concursos en los que ha participado, tanto nacionalmente (Colombia) como internacional, algunos de ellos fueron: Círculos del ritmo, Bumba platino, Chill in dad Hood, Da bloc partay en Guadalajara- México, Latino Funk en monterrey-México; ha ocupado posiciones en Nueva York, estuvo en top 16 y top 8 de hip hop y de house. En los diferentes eventos y concursos en los que ha participado, ha sido jurado, competidor, profesor y bailarín “competí en varios lugares pero México como que fue el logro más brutal hasta el momento” agregó Cuesta.

foto tomada de: La Universidad del Rosario

A lo largo de su carrera como bailarín formó algunas agrupaciones y academias, algunas de ellas son: D42, la cual ganó el concurso hip hop international Colombia en el 2012 y soulbeat una agrupación y academia de danza urbana que ganó concursos como, Golden dance cup y dunkan dance fest, que según El Instituto Distrital de las Artes, este evento reúne en un solo escenario a los mejores exponentes de la danza urbana del país. Esta agrupación estuvo durante seis años, en el 2019 la agrupación y academia llegó a su fin, desde entonces Cuesta se ha dedicado a trabajar de forma independiente.

Lo más difícil para él en su carrera como bailarín, ha sido superar todas las lesiones de su cuerpo, Cuesta agregó que “ha sido muy difícil romper esos limitantes corporales y buscar otros caminos para lograr el objetivo que he querido lograr”, pero gracias a la disciplina, enfoque y trabajo duro, que lo caracteriza, ha podido superar estos obstáculos y cumplir lo que desea.

El trabajo de un bailarín en cuarentena

El confinamiento que se llevó a cabo debido a la pandemia de la COVID-19 modificó la forma de presentar las clases de los profesores, Cuesta comentó que al principio pensaba que el cambiar su dinámica de presencial a remota afectaría la manera de ofrecer su clase, pero al

colocar en práctica esto, se dio cuenta que no era así, que a pesar de la distancia, él ha sabido manejar sus clases en línea y ha logrado tener una conexión con sus estudiantes.

Por otro lado, Enciso, profesora de salsa, tiene una opinión diferente frente a este tema, ya que considera que esta experiencia ha sido bastante compleja, ella expresó que “el estar presencialmente te da la oportunidad de interactuar más y en estos espacios virtuales no se puede muy bien, porque las conexiones fallan o no hay muchas personas, no es la misma energía”.

Lo más difícil para ella ha sido el no tener el espacio para poder corregir los errores de sus estudiantes a la hora de bailar, ya que ninguno de sus alumnos prende la cámara, comentó, que esto ocurría porque los alumnos sienten pena o no están acostumbrados; sin embargo, aseguró que ella ofrece sus clases con todo el gusto e intenta brindar los mejores conocimientos.

Por otra parte, Cuesta no niega que la participación de sus alumnos ha bajado notoriamente, él afirma que esto ocurre por diferentes factores que acontecen dentro de las casas de cada uno de los estudiantes, habla de factores como el no tener un espacio adecuado para llevar a cabo esta clase; la vergüenza e intimidación que sienten al tener que bailar enfrente de sus padres, hermanos u otros familiares y el aumento de trabajo académico para los estudiantes, lo que impide tener tiempo para ser partícipes de sus clases. Sin embargo, esto no ha sido un obstáculo para Cuesta, ya que ha seguido con normalidad su proceso.

Finalizando la entrevista Cuesta expresó que “el baile me dio identidad, en cuanto a etnia, me logró ayudar a reconocerme como persona, como ser humano, a despertar en muchos aspectos espirituales, físicos, emocionales, a darle estabilidad a todo lo que hago, más disciplina, más enfoque, más trabajo duro, si no fuera por el baile yo no sé dónde estaría en estos momentos, yo creo que en alguna perdición, pero danza o baile es lo que me ha hecho lo que soy hoy en día… yo existo y subsisto, sobrevivo y vivo por la danza”.

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