La letra SIN sangre entra

Al escuchar las historias de los abuelos salen a relucir unos métodos de educación que se regían por el maltrato físico y psicológico, desde una simple nalgada, hasta castigos más severos como quemaduras, atar o los menores o fuertes golpizas hacían parte de las prácticas educativas.

Según el documento “Sin violencia se puede educar mejor” de la UNICEF: “el castigo corporal hacia los niños, niñas y adolescentes aún está socialmente justificado como forma de disciplina y pocos países cuentan con un marco legal que lo prohíba”.

Desde 1979, Suecia inició un proceso para erradicar el maltrato infantil, fue así como se convirtió en el primer país en prohibir este tipo de prácticas hacia los menores de edad. En el mundo ya son más de 56 países que han implementado esta prohibición para proteger a los niños y las niñas.

El Instituto de Bienestar Familiar (ICBF) dio a conocer cifras de esta problemática en la capital de Colombia, Bogotá, los datos consignan para el 2019 corresponden a 2.161 casos reportados de maltrato infantil por diferentes causas y durante esta cuarentena por el COVID19, el mismo ICBF ha registrado 4854 casos de violencia contra menores.

Para erradicar el maltrato infantil se debe acudir a prácticas diferentes de educación, que permitan formar a los menores de una manera adecuada sin necesidad de usar castigos físicos o psicológicos. Esto nos ha llevado a hablar con una especialista y consultarle de las posibilidades existentes para lograr unos mejores procesos educativos.

Es mejor educar con amor que con golpes 

Luisa Fernanda Córdoba Arévalo es psicóloga graduada del Politécnico Grancolombiano, cuenta con las siguientes subespecializaciones: 1. clínica (Madrid, España), 2. oncología (Barcelona) y es certificada en primeros auxilios psicológicos de la Universidad Autónoma de Barcelona y PsicoTerapia de Arte del Instituto de México de Terapia de Arte de Ciudad de México.

La doctora Córdoba realizó rotaciones como invitada internacional en el Hospital Español de la Ciudad de México en el área infantil y en neonatología, allí obtuvo el reconocimiento en psicología y pediatría hospitalaria. En la actualidad atiende en su consultorio, en Bogotá, a niños adolescentes y jóvenes, aunque debido a su enfoque sistémico da espacio para familias.

Desde su conocimiento y experticia la psicóloga orienta y brinda recomendaciones para el manejo óptimo del comportamiento de niños y niñas por parte de los adultos educadores.

Alejandra Ballesteros: ¿Cuando los papás tiene un temperamento fuerte y sus hijos son hiperactivos cómo se puede corregir, evitando llegar al maltrato físico?

Luisa Fernanda Córdoba: “Hay muchas cosas que analizar, porque cuando también los padres son hiperactivos, impulsivos, sin tolerancia al tener un hijo con iguales características, diversos factores pueden detonar una actitud inadecuada. El consejo sería para los papás, si están cansados, estresados e hiperactivos, identifiquen eso en ustedes y antes de entrar a interactuar con el niño es mejor que se tome unos segundos aparte”.

AB: ¿Qué proceso deben seguir los padres al identificar su estado?

LFC: “Deben cambiar de actividad, buscar un lugar seguro en donde puedan soltar, disfruten de la música que les guste, pueden hacerlo en un volumen alto para desconectarse por un rato, estar en un mini mundo y que pueda estar aislado de lo que está sintiendo. Por ejemplo: cuando los padres están ansiosos, pueden tomar una hoja que la rasgue mucho, si quiere, raye con un lápiz sobre la hoja, si está muy desesperado que la rasgue en tiritas y que repita esta secuencia hasta que se sienta mejor”.

AB: ¿En qué momento los padres o cuidadores pueden entrar a interactuar con el niño o la niña?

LFC: “Los adultos deben buscar su tranquilidad, deben hacer actividades manuales puede ser con plastilina, buscar un lugar donde pueda tomar aire y soltarse, hacer ejercicio y cuando ya haya desactivado esa emoción, esa ira, ese desespero o esa intranquilidad, ahí sí entra a trabajar con el niño o la niña, pero el adulto no debe trabajar con el niño cuando esté en esas condiciones”.

AB: Ahora sí, ¿qué hacer con los niños hiperactivos?

LFC: “Los niños hiperactivos se desmotivan, se cansan, pero no sabemos si es un niño que tenga un problema de atención, lo que significa que sus actividades van a ser mucho más cortas y va a durar mucho menos su atención. Por lo anterior, tenemos que planear con anticipación actividades para el niño, siempre les digo que hay que estructurarlos, esto quiere decir que el fin de semana busque actividades cortas, puede ser algo motriz como pegar botones, que pinte, es bueno utilizar los materiales de la cocina como lentejas, arroz o frijol. Es ideal que tomen el sol para activar la vitamina D que es la que falta en estados ansiosos y depresivos”.

AB: ¿Cómo compaginar la interacción, la responsabilidad y el reconocimiento en estos procesos?

LFC: “A los menores es bueno que les canten, les cuenten cuentos cortos en donde puedan sacar una moraleja, ustedes como padres tienen que aprender a ser más como ellos tienen que bajarse a su edad y no percibirlo con sus edades cronológicas. Tienen que entender que es un chiquito con dificultad, hay muchos papás que tienen trastornos con la limpieza, en este caso tienen que entender que es bueno que ellos interactúen con el barro, si ensucia el piso no importa, es bueno que pongan a los niños a realizar actividades del hogar, como que cojan la escoba y barran, y si lo hacen mal no importa, es bueno que lo premien con una palabra positiva.

El tema de la educación no es como años atrás cuando se decía la letra con sangre entra, o se lo digo porque soy su papá, o se sienta y no se para hasta que termine. Ese tipo de educación para la generación de tiempo atrás sirvió, pero no se calculó el daño que causó en esas generaciones. En este tiempo es totalmente diferente ya que es un código que los niños no entienden, el educar va de la mano con el respeto y con el amor, esto quiere decir que los adultos se tienen que desconectar emocionalmente y contenerse con respiración para tener una escucha activa, para observar a los más chiquititos, se tiene que aprender que como adultos toca contenerse, es dejar que el niño hable y entender, no desde la óptica de adultos, sino desde los niños”.

AB: ¿Cómo se le puede enseñar a los papás que a los hijos no se les educa a los golpes sino con amor, teniendo en cuenta que hay una generación de padres en donde primó el maltrato físico para educar?

LFC: “Acá hay un trabajo importante para hacer con esa generación y es el hecho de que se perdonen, es el hecho de que entiendan que no es culpa de ellos que tengan esos sentimientos de ira, de rabia, de prepotencia, de intolerancia, que son los sentimientos que prevalecen en ellos cuando tienen que educar a un niño más pequeño y encima con hiperactividad”.

AB: ¿Qué acciones pueden tomar estos padres?

LFC:  “Lo primero es que los papás entiendan que no es culpa de ellos sentir lo que sienten, que han sido producto también de lo que sus padres les dieron, de las herramientas que también tenían ellos, que tampoco es malo, porque cada generación entrega de lo que le han dado, es como cargar una mochila en su espalda  y a uno le ponen unas herramientas, está el martillo para poder romper esos obstáculos, un cincel para que se pueda pulir, a cada cual le dieron unas cosas las generaciones de atrás, no tenían muchos recursos, no eran creativos y venían con la educación que traían de otras generaciones por eso es mejor perdonarse.

De aquí en adelante sus hijos merecen algo mejor, en su mochila les deben poner más cariño, que los dejen equivocarse, que los ayuden a levantarse, ellos merecen ser felices, pero en los padres está que sus hijos tengan generaciones más felices, lo importante aquí es que se perdonen de corazón y que entiendan que deben soltar esa rabia, esa ira que hay, porque es importante que esta generación sea feliz”.

AB: ¿Cuándo un niño no responde a ningún tipo de estrategia que se debe hacer para no llegar al maltrato físico?

LFC: “Es importante que para estos casos tengan un lugar cómodo, un cojín o una silla para sentar a sus hijos y poder tranquilizarlos de manera correcta, no con gritos, ni violencia, sino con amor y hacerlos caer en cuenta que por la mala conducta que tuvieron van a estar un tiempo sentados y tranquilos. También es importante resaltar que los papás tienen que dar ejemplo y decirles a sus hijos que cuando el papá o la mamá estén de mal humor también se van a sentar en el lugar de reflexión. Puede pasar que el niño no haga caso de quedarse sentado, si el niño se levanta mil veces, mil veces lo hacen sentar, pero con amor con cariño y sin maltrato”.

AB: ¿Cuándo se debe acudir a un especialista?

LFC: “Tienen que estar alerta los papás y mirar las conductas poco habituales de sus hijos, esto hace referencia a que, si él empieza a hacerle daño a los animales, a robar, a ser agresivo, en ese momento tienen que acudir a un psicólogo clínico; igualmente, es importante que desde antes de que pasen estas cosas ya tengan el psicólogo a la mano”.

La sabiduría popular se construye desde el contexto de la sociedad y el momento; hoy, es necesario erradicar el dicho: “la letra con sangre entra”, y pensar en lo que dijo el escritor irlandés Oscar Wilde: “El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices”.

Por Alejandra Ballesteros Roncancio

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