Café con sabor a paz

Astrid Medina destaca la importancia que ha sido cultivar y producir café de alta calidad en un corregimiento marcado por la violencia. 

Por: María Paula Salcedo Diaz

Astrid Medina Pereira, cafetera oriunda del corregimiento de Gaitania, ubicado al sur del departamento del Tolima, produce café con sabor a paz, un emprendimiento que surgió hace más de 15 años en la vereda Sanmiguel, un territorio que durante años fue víctima del conflicto armado.

Su lugar de origen queda situado a unos minutos de Marquetalia, lugar histórico donde el comandante, Pedro Antonio Marín, conocido como Manuel Marulanda, alias Tirofijo, conformó un grupo de campesinos que le dio vida a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en el año 1964.

Una violencia que marco la historia del territorio nacional y por supuesto a la familia Medina, pero que no fue un impedimento para salir adelante. Después que su padre fue asesinado en medio de la guerra, supo que no solo la finca era la herencia que tenía, sino también seguir la tradición de ser una gran caficultora, para convertir el café en un legado de esperanza, que no solo salvara su vida, sino la de los demás.

Un café con alta calidad, que esté a la altura de lo que es en este momento Gaitania, así lo manifiesta Medina y agrega: “Nosotros nos hemos enfocamos en producir café de calidad, porque era la única manera de tener más precio para que nuestra vida y la de la gente que trabaja con nosotros empezará a cambiar. Como los costos que genera un café corriente eran muy bajos, no quedaba nada para hacer inversión, entonces a partir de ahí empezamos a elaborar cafés especiales”, un producto que se produce en la vereda Sanmiguel, y que ha llegado al otro lado del mundo a países como Japón, Alemania, y EEUU.

En medio de las montañas, entre olores y sabores amargos, entre cafetales y tiroteos sin cesar, el café le cambio la vida a Astrid, tanto que el ruido de los disparos, se convirtieron en el cantar de los pájaros; los alaridos de la guerra se transformaron en gritos de felicidad, un grito tan fuerte como aquel que expresó en el año 2015, cuando fue ganadora de la taza de la excelencia, premio otorgado por la Federación Nacional de Cafeteros.

“Recuerdo ese momento con mucha admiración cuando me nombraron ganadora, a partir de ahí cambie como mujer, porque yo con la pérdida de mi papá tenía sentimientos encontrados. Seguir con el proyecto, con la herencia que mi papá nos dejó no fue nada fácil, porque cada vez que voy para la finca paso por donde a él lo asesinaron. Aquel día que gané ese premio yo sentía que le pertenecía a mi papá por todo el trabajo que había hecho por la región, por todo el liderazgo, por todo el compromiso y por todo su amor. Él vivía enamorado de estas montañas, pero aun así yo sabía que él ya no estaba” dijo la orgullosa hija de cafeteros.

El proceso de sembrar, producir y vender el grano en ocasiones es lento y costoso. El cambio climático ha afectado notablemente puesto que en los días grises no hay posibilidad de exponer el grano al sol afectando la calidad, además con las lluvias fuertes los árboles se mueren debido a que las raíces se encharcan. Aún con los obstáculos y retos que representa sembrar este producto, a esta caficultora no le queda grande porque su amor por el campo y sus hijos le da fortaleza.

El corregimiento Gaitania paso de ser un lugar marcado por el miedo, la violencia y la guerra, a ser reconocido como un territorio de paz, de campesinos trabajadores y de mujeres empoderadas: “De cierta manera las personas dicen que la región de Gaitania es guerrillera, pero no todos somos guerrilleros, hay gente que está trabajando, y estamos enamorados del territorio y lo poco que tenemos lo tenemos aquí. Hoy para mí es un orgullo, después de que en el 2016 firmamos una paz, porque antes teníamos muchas limitaciones hasta para llegar a la misma finca a laborar, había esa desesperación de a quién le podíamos hablar y a quien no, y que si fallábamos probablemente sería nuestro último día de vida. El café me devolvió las ganas de vivir, de seguir luchando, de estar en constante aprendizaje, de estar siempre dispuesta al cambio. Esto para mí se ha convertido en un trabajo y una pasión”, con una ligera sonrisa finalizó Astrid.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Artículo20 (@articulo20lab)