Un pasado que jamás se olvida

A pesar de lo difícil que fue recordar, Estebana Rivera contó su historia y revivió momentos del año 2012, cuando se encontraron viviendo en la ciudad de Aguachica (Cesar) con Javier, su expareja, quien origino ciertas situaciones de las cuales Rivera desearía no haber sido partícipe.

Hace algunos años, Estebana y su pareja, tomaron la decisión de vivir juntos debido a la buena relación que ha establecido meses antes, por esta razón, fue extraño para ella presenciar las actitudes violentas que Javier tomó después de pocos días de mudarse.

Los comportamientos violentos por parte de Javier comenzaron a manifestar frecuentemente, sus agresiones eran físicas y psicológicas, y su relación empeoraba cada vez más. Debido a esto, decidieron acudir a ayuda profesional, pero esto no tuvo el resultado esperado, ya que: “Al final, la psicóloga dijo que la situación entre nosotros no se solucionaba y por eso nos remitió al psiquiatra”, agregó Estebana. A pesar de tomar esta medida, el maltrato no paró y cada vez se transformaba en algo peor.

Javier le arrojaba su comida y la de su hijo al patio, les escondía la ropa, los jabones y perfumes. “Una vez, cuando estaba con mi hijo viendo televisión, él llegó de la calle y me agarró del cabello y me arrastró… él llegaba de la calle y me pegaba”, afirmó ella. Estos actos llevaron a que el psiquiatra le medicara pastillas para poder dormir. “Yo no podía conciliar el sueño porque imagínate, yo viviendo con una persona y ya a los pocos días maltratándome de esa manera”.

Fotografía: Estebana Rivera (Estebana y su hijo)

Uno de los testigos de este maltrato fue su hijo, quien tras estos episodios comenzó a sentirse tan triste que empezaba a hacerse cortadas en sus rodillas. Pero los traumas no solo se evidenciaron en su hijo, sino también en ella, comentó que por algún tiempo alguien le hablaba en lo pensamientos y le decía que se cortara las venas. “Yo sentía que me quería morir, no quería vivir más, no sé por qué, eso era algo que psicológicamente me afectó”, expresó.

Natalia Guillén, psicóloga graduada de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, y quien ha sido partícipe del proceso de personas que han sido víctimas de situaciones de violencia intrafamiliar, agregó que: “En cuanto a las secuelas a nivel mental siempre es necesario y muy importante un acompañamiento psicológico, hay muchas personas que no entienden que la estabilidad del pensamiento es una de las áreas más fundamentales de nuestra vida. Este acompañamiento posterior a las situaciones de violencia podría salvar muchas vidas ”.

Estebana recordaba con angustia algunos de los momentos más espantosos de su vida. “En una ocasión me dio una patada en la vagina que me la hinchó tanto que me dejó morado. Yo fui a la clínica María Auxiliadora de acá de Aguachica, llegué inconsciente del dolor que tenía, gracias a Dios mi hermano estaba conmigo, él les comentó a los médicos que fue mi marido quien me golpeó; ante esto, los médicos llamaron a los policías y estos me preguntaron por qué no lo denunciaba… fue terrible, yo con ese hombre viví muy malos momentos”. Esta fue tan sólo una de las ocasiones en que tuvo que ir a la clínica debido a las lesiones que su pareja le provocaba.

Natalia afirma que en muy pocas situaciones funciona el diálogo, por eso considera importante que, desde las primeras muestras o evidencias de violencia, ya sea física o psicológica, se empiecen a tomar acciones legales o que se aleje de ese contexto o situación.

Ella habló de los diversos lugares en donde se pueden poner la denuncia: “Una de ellas es CAVIF, el cual es un centro de atención para mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, que pertenece a la fiscalía; La comisaría de familia, también se pueden acercar a un CAI o se podría realizar por medio de la casa de justicia”.

Asegura Natalia que fácilmente la víctima puede retratarse de su denuncia, ya que después de llevar a cabo esta, tiene que regresar al sitio donde fue agredida, su vivienda; cuando se encuentra allí y se comparte nuevamente con el victimario, se pueden presentar falsas muestras de arrepentimiento, minimizando la situación y en muchos de los casos termina convenciendo que retiren la denuncia.

En cuanto a Estebana, a pesar de estos graves sucesos nunca denunció, debido al miedo que le generaba; por otra parte, su expareja siempre la convencía de no hacerlo, al decirle que la razón por la cual lo denunciaba era porque tenía a otra persona. “Yo veía que él se me acercaba y pensaba que me acariciaría, pero no, él me pellizcaba y me decía: “Yo sé que tú no quieres vivir conmigo porque tienes a otro”. Entonces esas palabras a mí me amedrantaron y volvía con él”.

Ante esos momentos ella callaba y lloraba. “Mi mamá se colocaba brava conmigo porque él me maltrataba y yo no hacía nada por defenderme, dejaba que él hiciera conmigo lo que quisiera”, expresó Estebana. La acción que llevaba a cabo esta persona después de violentar contra ella era pedirle perdón, le decía que no sabía qué le pasaba, por qué tenía ese comportamiento y que ella era una buena mujer que no merecía eso. “Él era como bipolar, un día estaba bien y ya al otro no… él nunca recapacitó, siempre fue el mismo”, agregó.

Fotografía: Estebana Rivera (Estebana y su actual pareja)

Existen diversos factores o aspectos que influyen para que la víctima evite denunciar o alejarse de los contextos donde se presenta violencia intrafamiliar, uno de ellos es: “La indefensión aprendida, este término hace referencia a cuando la víctima no busca ayuda o soluciones porque ya acepta que la situación no va a cambiar, por ende, se adapta a la violencia” comentó Natalia.

Otros de los factores mencionados por la psicóloga fue la vergüenza, al tener que reconocer que anteriormente tuvo que tolerar situaciones de violencia; el miedo, donde el victimario lanza amenazas en contra de su familia o hijos; el vínculo afectivo que llega a crear con el maltratador, en donde se lleva a aceptar el arrepentimiento del agresor.

La situación de Estebana duró dos años: “Yo digo que mi Dios fue el que me ayudó a que tomara la decisión que fue cuando lo dejé”. Comentó que tiempo después un ángel llegó a su vida, haciendo referencia a su pareja actual, con quien está bien emocionalmente.

Al final, Estebana dejó el siguiente mensaje. “Uno no está en esta vida para que otras personas nos maltraten de esa forma, gracias a Dios tengo vida, todas estas cosas me ayudaron para saber que no es bueno dejarse maltratar por los demas”.

 

Por Juliana Martinez

 

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