El silencio también cuenta historias: dos referentes del cine alemán hablan desde el FICCI 64
“Una de las cosas importantes que permite el cine es ofrecerle al público algo que active su propia imaginación”, dice el director alemán Thomas Arslan.
Por Adrián Paz | Artículo 20 Lab
Así se vivió el encuentro con Henner Winckler y Thomas Arslan, dos grandes exponentes de la Berliner Schule o Escuela de Berlín, durante su paso por la edición 64 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI). En conversación exclusiva con Artículo 20 Lab, compartieron su visión del cine, el realismo que los une y lo que representa estar en un festival como este.
Ambos directores fueron homenajeados en la sección retrospectiva del festival, con la proyección de películas fundamentales en sus trayectorias. Arslan presentó Scorched Earth y Turn Down the Music, mientras que Winckler mostró Lucy y Klassenfahrt, dos coming-of-age que retratan con sensibilidad las tensiones del crecimiento.
¿Qué es la Berliner Schule?
La Berliner Schule —conocida en español como la Escuela de Berlín— no es una escuela de cine formal, sino un término que engloba a un grupo de cineastas alemanes que, desde los años 90, comenzaron a alejarse del cine comercial para explorar formas más íntimas, observacionales y realistas de narrar. Se caracterizan por un estilo sobrio, planos largos, actuaciones contenidas y una atención especial a los silencios y lo cotidiano.
Más que ofrecer respuestas, sus películas suelen invitar a la contemplación. “Ya no se trata solo del estilo —como planos largos o luz natural—. Lo que une a los directores de este movimiento es una curiosidad madura por el mundo, más que un mensaje claro. Queremos hacer películas abiertas, que no dan respuestas”, explicó Henner Winckler.
De Berlín a Cartagena
Para Arslan, llegar al FICCI fue una grata sorpresa. “Nunca había estado en Colombia ni en Cartagena. Es un festival con muy buena reputación, así que para mí fue un honor venir”, confesó. Aunque su cine se enmarca dentro del realismo y la contención, su trabajo reciente explora también el género policíaco: “Scorched Earth es la segunda parte de una trilogía que comenzó con In the Shadows, donde aparece el mismo personaje, pero catorce años después. Berlín cambió enormemente en ese tiempo. Ahora es mucho más cara, más gentrificada”, cuenta.
Sobre su forma de narrar, Thomas fue claro: “Prefiero las películas que no están sobrecargadas de diálogos, especialmente aquellos que explican cosas. Eso me resulta aburrido. Me interesa lo que los personajes no dicen, lo que ocultan entre ellos”.
Adolescencia, cine e identidad
Winckler, por su parte, se mostró entusiasta por la calidez del público y del equipo del festival: “La gente aquí es muy entusiasta y agradable. Y aunque no he podido ver muchas películas, lo que he notado es que el programa está muy bien curado”.
Al preguntarle qué lo atrae de las historias de adolescentes, respondió con claridad: “Este periodo de la vida va muy bien con mi idea del cine. No necesitas un drama externo enorme, porque todo parece más dramático en esa edad. Tomas decisiones que marcan tu vida entera: el trabajo, el amor, el modo de vivir”.
Entre el arte y la industria
Ambos Directores coinciden en la importancia de mantener una voz artística independiente. “Soy un cineasta independiente, no solo por elección. Pero si una gran compañía me ofreciera financiación, la aceptaría, siempre que pueda seguir haciendo mis películas a mi manera”, confesó Winckler.
En ese sentido, el FICCI representa una oportunidad de diálogo entre cines diversos: “Es un entorno perfecto para fomentar el intercambio entre el cine latinoamericano y el europeo. Eso debería impulsarse más”, apuntó Arslan.
Cine sin certezas
Más allá de nacionalidades o estilos, lo que une a estos dos directores es una forma de mirar el mundo desde el detalle, el silencio y las emociones contenidas. “Mis películas no tienen mensajes directos. Se trata más de explorar lugares y relaciones”, resumió Arslan.
Y esa es quizá la mejor definición de su cine: una invitación a observar, a imaginar, a sentir —sin necesidad de que todo esté dicho.
Fotos: Cortesía MUBI