Una Bogotá sin palomas

Los científicos aseguran que las palomas representan un potencial riesgo para la salud humana en tanto son portadoras de varias enfermedades, de las cuales tres de ellas se encuentran en la materia fecal de estos animales. Últimamente en Bogotá se está intentando controlar esta sobrepoblación, tomando medidas urgentes para poder prevenir una epidemia de enfermedades.

A pesar de estos términos de salubridad, en Bogotá son animales muy comunes y que en varios lugares como la Plaza de Bolívar hay concentraciones de estas. La gente tiene un contacto directo con ellas, haciendo incluso que su trabajo dependa de ellas.

“No podemos permitir este tipo de ventas, vamos a acabar con eso”, aseguró Peñalosa en una conferencia de prensa el pasado 24 de septiembre afirmando que estos animales “se han vuelto una plaga en la Plaza de Bolívar”.

Alberto Garzón lleva trabajando informalmente más de 25 años en las distintas plazas de Bogotá vendiendo comida para que las personas alimenten a las aves que se encuentran en estos lugares, esta es la forma en que ha podido llevar un sustento a su hogar por todos estos años, pero con los planes de la alcaldía de desmantelar a los vendedores de este maíz por el aumento de estos animales, su trabajo se pone en riesgo.

Él llega todos los días a la plaza con su mismo pantalón café, sus botas, una camisa azul y su sombrero de paja, su jornada va desde las ocho de la mañana hasta las cinco, él afirma que todos los días vende, pero los fines de semana son más exitosos pues es cuando hay más visitantes; los que más le compran son los extranjeros, Alberto dice que las palomas ya saben cuándo les van a dar comida y es por esto que los fines de semana este histórico lugar está tan lleno de ellas.

Recientes estudios hechos por el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) pudo determinar que en los años 60 en la Plaza de Bolívar no existían estos animales hasta la llegada de la costumbre alimenticia por parte de los ciudadanos, hoy en día hay un promedio de 33 palomas por metro cuadrado cuando debería ser de cinco.

Se determinó que de lunes a viernes hay un estimado de 1.400 palomas en la plaza, pero los fines de semana llegan a superar los 3.500 (datos de La Alcaldía Mayor de Bogotá, 2018), todas llegan en busca de alimento, todo esto debido a la industria alimenticia que se da allí.

¿Cómo afecta la salud humana?

Clara Lucía Sandoval directora del IDPYBA afirmó que estas aves tienen más de 40 enfermedades las cuales se trasmiten por el excremento y al momento de volar gran parte de los parásitos se caen haciendo un contacto directo con las personas. Entre las enfermedades que causan estos animales se encuentran la salmonelosis, criptocosis, también hongos causantes de neumonía, hepatitis, daño pulmonar y cerebral.

Un estudio realizado por la Universidad de La Salle concluyó que de los 500 mil animales que hay en Bogotá, aproximadamente el 40% están enfermas ya que estas se alimentan de basura y alimentos en descomposición.

“Nunca me he enfermado de algo así, de vez en cuando me da una gripe, pero no dura más de una semana, ni siquiera tomo medicamentos, solo espero que pase” dice Alberto mientras le vende maíz a unas personas que acaban de llegar.

Los más sensibles a estas enfermedades son los que han tenido un trasplante y es por eso que el nefrólogo Andrés Acevedo, especializado en cirugía de trasplantes, les prohíbe a sus pacientes estar cerca a estas aves; aunque no hay pacientes enfermos relacionados a las palomas, sí varios han perdido el trasplante a causa de estos, por eso usar tapabocas es primordial, pues al no tener defensas son más propensos a contagiarse por los parásitos y bacterias.

“Voy a mis chequeos médicos unas cuantas veces al año y siempre me dicen lo mismo que estoy bien, solo una vez me dijeron que tenía un poco alto el colesterol, pero nada más.” puntualiza Alberto.

¿Cómo afecta el ecosistema?

Para Natalia Pérez Medica veterinaria las palomas juegan parte fundamental en los ecosistemas urbanos, así como el resto de los animales, Ella considera que se debe ejecutar una medida sanitaria antes de que empeore la situación; sin embargo, no se puede llevar al extremo de exterminarlas todas, porque esta decisión podría perjudicar a todos los ciudadanos, pues la cantidad de basura aumentaría al igual que parásitos, bacterias y mosquitos.

¿Qué pasaría si desaparecen las palomas?

Peñalosa asegura que estos animales son una plaga y que hay que erradicarlos, pero estos animales ayudan a una regulación ambiental diaria.

“Las palomas no son plagas, no son ni peligrosas, ¿Cuándo ha habido un ataque por parte de estos animales?, ¿cuándo se ha visto que alguien muera por culpa de una paloma? Todo lo que dicen es mentira” dice Alberto, el vendedor de comida para palomas, con el ceño fruncido y levantando la voz mientras estaba sentado en las escaleras que dan al frente de la edificación del congreso.

Para Norma Ríos veterinaria Egresada de la Universidad de La Salle especializada en aves y salubridad pública asegura que nadie ve los riesgos de erradicar a todos estos animales, las crisis en el aspecto de la salud serían mucho peor que hoy en día.

Últimamente se dice que estos animales son los causantes de alguna enfermedad, pero es más importante el rol que tienen en el medio ambiente que como “los causantes de la salubridad pública en Bogotá”.

Si llegaran a desparecer las palomas las cantidades de mosquitos aumentarían considerablemente al igual que la basura que se encuentra en la calle, se tendrían que crear nuevas alternativas para que esto no pase a mayor proporción, pero todavía no está listo un plan de este tipo.

Mientras unos quieren acabar con las palomas, Alberto las ve de manera diferente, “después de tanto tiempo uno aprende a convivir con estos animales, yo les cogí cariño sobre todo porque gracias a ellos puedo llevar dinero a mi casa todos los días, también que sin estos animales la ciudad no se vería igual”.

¿Cómo afecta a la economía?

En la plaza de Bolívar hay 14 vendedores informales que viven de la tradicional venta de maíz de los cuales la mitad son mayores de 60 años; el Instituto Para La Economía ha propuesto un plan para que estas personas sean trasladadas a pequeñas tiendas que se ubicarían dentro de las empresas públicas y privadas.

“Casi toda mi vida he estado acá, tenía miedo al principio de quedarme sin trabajo, pero con las alternativas que nos están ofreciendo, solo puedo decir que sí, pero sigo sin entender porque tanto problema con las palomas.” Dice Alberto mientras ofrece maíz a las personas que van pasando.

De los trabajadores informales 13 han aceptado las alternativas que les están ofreciendo, pero la gran mayoría no están convencidos de que vayan a ser ciertas que les pongan su propio puesto para vender productos alimenticios a los ciudadanos.

Dependiendo de la decisión que se tome, la economía de estas personas se vería afectada desde dos puntos de vista, en primer lugar, podrían obtener más ingresos teniendo en cuenta que cada bolsa de maíz se vende a mil pesos y no todos los días pueden vender su mercancía. Y en segundo lugar si no se les cumple con lo que se les está prometiendo y les prohíben la venta de maíz estos vendedores se quedarían sin trabajo y sin sustento para poder sostenerse.

Por otro lado, si se aprueba el plan para el control de la sobrepoblación, el estado colombiano ya no tendría que gastar más de 1.000 millones de pesos anuales para la limpieza y restauración de las edificaciones que se encuentran en la capital (datos del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal) puesto que el excremento de las palomas es altamente corrosivo para las edificaciones.

“A veces pienso que será de mi vida una vez que deje de trabajar, pero por el momento seguiré haciendo lo que se me da mejor por las plazas de la capital; me gusta lo que hago no dejaría de hacerlo, pero ya no tengo el poder de decidir qué pasará con las palomas y conmigo”, dice Alberto mientras espera que alguien le compre maíz.

 

Por Santiago Sabogal

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