El Brillo que Seduce y Divide: ¿Cómo la Narcobelleza Moldea la Mirada de los Jóvenes en él Poli?
En la comunidad estudiantil del Politécnico Grancolombiano, especialmente entre los jóvenes de 18 a 25 años, circula un fenómeno silencioso entre sus celulares: la influencia de dos de las figuras digitales más controversiales del país, Karina García y Aída Victoria Merlano. Sus videos, grabados en mansiones de mármol blanco, rodeados de autos de lujo, cuerpos intervenidos y discursos que oscilan entre el empoderamiento y la ostentación, se han convertido en espejos y, a la vez, ventanas hacia un ideal que muchos estudiantes observan con una mezcla de fascinación y distancia crítica.
Por: Daniel Ballesteros y Nicolás Rodríguez.
Un reciente estudio que realizamos los autores en esta institución universitaria revela una realidad compleja: la narcobelleza no solo se manifiesta como una estética dominante, sino también como una narrativa cultural que interpela a los jóvenes. Si embargo, con una lucidez que resulta significativa, ellos no siempre están dispuestos a adoptarla o reproducirla en su vida cotidiana.
Cuando la narcobelleza transforma el imaginario juvenil desde el mundo digital
La investigación parte de una premisa clara: la “narcobelleza” no es un fenómeno reciente. Su origen se remonta a las décadas de los setenta y ochenta, cuando surgió como parte de la narcoestética, un imaginario marcado por cirugías extremas, hipersexualización, ostentación y una mezcla potente de glamour y violencia simbólica. Con el tiempo, estas representaciones pasaron de lo clandestino a lo mainstream, impulsadas primero por la televisión y las narconovelas, y más recientemente por las redes sociales.

Karina García y Aída Victoria Merlano representan expresiones contemporáneas de esa evolución. En sus redes sociales, el lujo, la intervención corporal y la controversia se integran para proyectar un ideal aspiracional que los jóvenes identifican con claridad.
Lo que perciben los jóvenes entre lujo, cirugías y estatus
Los hallazgos cuantitativos del estudio evidencian que
- El 56 % de los estudiantes afirma haber visto con frecuencia contenido relacionado con estas influencers.
- Aunque solo el 19 % las sigue de manera habitual, la exposición sigue siendo amplia debido al funcionamiento de los algoritmos.
- El 63 % asocia sus publicaciones con una idea de belleza basada en la ostentación, las cirugías y el consumo.
- El 76 % reconoce que, en redes sociales, el “poder” suele medirse por la cantidad de likes, comentarios y seguidores.
En el componente cualitativo, los estudiantes entrevistados recurren a expresiones como “casas de mármol”, “viajes”, “ropa costosa” y “cuerpos no naturales” para describir el tipo de contenido que consumen. Estas referencias evidencian una lectura crítica, en la que gran parte de ellos identifica que la narrativa de belleza y éxito presentada por estas influencers se sostiene en la ostentación como mecanismo de validación social.
Más allá del brillo superficial, los jóvenes identifican un elemento de mayor profundidad: una narrativa que posiciona la apariencia como vía principal de aceptación y validación social.
“No me afecta, pero sé que afecta a otros”, afirma una generación que observa con distancia crítica.

Un hallazgo central del estudio es la doble lectura que realizan los jóvenes
- Reconocen que se trata de un fenómeno con una influencia social amplia y visible.
- Pero sostienen que, a nivel personal, no se sienten particularmente afectados ni identificados con ese modelo.
El 75 % afirma que su propio estilo de vida no se ve afectado por este tipo de contenidos. Esto no implica indiferencia; por el contrario, evidencia una postura crítica; los estudiantes reconocen la presión estética y simbólica que estas narrativas pueden generar, pero establecen límites claros frente a su apropiación.

Cirugías, validación social y feminidades aspiracionales
Con los entrevistados de la investigación se evidenció un consenso claro, tanto Karina García como Aída Victoria Merlano promueven patrones de belleza sustentados en procedimientos estéticos y cuerpos intervenidos. Para algunos estudiantes, esto refuerza la percepción de que “ponerse bonita” constituye una obligación social; para otros, contribuye a normalizar el consumo de cirugías como una práctica integrada a la vida cotidiana.
¿Éxito o exclusión? El doble filo de los modelos aspiracionales
La investigación evidencia que los estudiantes interpretan la narrativa de éxito que proyectan estas influencers de manera matizada:
- Para algunos, se trata de un discurso asociado al empoderamiento y la autosuperación.
- Para otros, funciona como un mecanismo que reproduce y profundiza las desigualdades sociales.

Un modelo presente en la era digital, pero distante en la vida personal
En síntesis, los resultados muestran que la narcobelleza es un fenómeno ampliamente visible en el entorno digital de los jóvenes, capaz de generar conversación y de instalarse como parte del paisaje cultural que consumen diariamente. Su estética basada en el lujo, las intervenciones corporales y la ostentación se reconoce y se comprende, pero no se asume como un modelo a seguir.
A pesar de su presencia constante, los estudiantes del Politécnico Grancolombiano mantienen una distancia crítica que les permite cuestionar estas narrativas y establecer límites frente a su influencia. Más que adoptarlas, las interpretan, las analizan y las resignifican, demostrando que, aunque la narcobelleza circula con fuerza, no determina su identidad ni define la forma en que se representan a sí mismos.
