Cauca bajo fuego: masacres y hostigamientos recrudecen la crisis de seguridad en el suroccidente colombiano
Disidencias de las FARC intensifican ataques en seis municipios; comunidades huyen y la Fuerza Pública reporta múltiples bajas.
Por Francisco Espinel Forero
Popayán, Colombia — La situación de orden público en el departamento del Cauca ha alcanzado niveles críticos tras una serie de ataques armados perpetrados por disidencias de las FARC en al menos seis municipios. En los últimos tres días, se han registrado hostigamientos simultáneos contra estaciones de Policía en Corinto, Caldono, Toribío, Caloto, Miranda y Silvia, generando pánico entre la población civil y dejando un saldo preliminar de cinco uniformados heridos y dos fallecidos.
La noche del sábado, una masacre en zona rural de Popayán elevó a seis el número de estos crímenes en el departamento durante el año, según cifras de Indepaz. Las víctimas, todas jóvenes entre los 18 y 25 años, fueron atacadas mientras departían en una vivienda. Las autoridades aún investigan los móviles del hecho, aunque no descartan que esté relacionado con disputas territoriales entre grupos armados ilegales.

El gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, declaró que “la situación es insostenible” y pidió al Gobierno Nacional reforzar la presencia militar en la región. “No podemos permitir que las comunidades sigan siendo rehenes del miedo”, afirmó.
Por su parte, el Ministerio de Defensa anunció el envío de 500 efectivos adicionales del Ejército y la Policía para contener la ofensiva insurgente. El ministro Pedro Sánchez aseguró que “no habrá tregua con quienes atentan contra la vida de los colombianos”.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han alertado sobre el desplazamiento forzado de al menos 300 familias en las últimas semanas, especialmente en zonas rurales de Toribío y Caldono. “La gente está huyendo sin rumbo, dejando atrás sus cultivos, sus animales, sus vidas”, denunció la líder social Mariela Quintero.
En lo que va del año, Colombia ha registrado 58 masacres, la mayoría en departamentos como Cauca, Nariño y Antioquia, donde la presencia de grupos armados ilegales se ha intensificado tras el fracaso de los diálogos de paz con algunas facciones disidentes.
El recrudecimiento de la violencia en el suroccidente colombiano plantea serios desafíos para el Gobierno en su intento de implementar la política de “Paz Total”, que busca desactivar los múltiples conflictos armados que persisten en el país.