Un helado de ron con pasas le devolvió la vida

Según la Real Academia Española, la muerte es la cesación o el término de la vida, y es un proceso que todo ser vivo debe experimentar en algún momento. Gloria Cortés, una mujer feliz, tranquila, y sana, jamás espero sentir la tan temida muerte respirándole en la nuca, al menos, no ese día.

Por: Lina Marcela Pérez Villegas

Debía estar celebrando la llegada de un nuevo año, rodeada de risas, música y comida, pero estaba luchando por su vida en la cama de un hospital. Ella, como su familia lo único que se preguntaban era: ¿Quién ganaría la batalla? ¿Gloria o la muerte?

El día había comenzado, los primeros rayos de sol se empezaban a asomar por entre las oscuras nubes, que poco a poco se iban disipando, anunciando así la llegada del tan esperado último día del año. A pesar de ser muy temprano, ya se escuchaba el ajetreo de la ciudad, pues todos se empezaban a preparar para despedir un año más.

En un cómodo apartamento en la ciudad de Bogotá se encontraba Gloria Cortés. Se había levantado muy temprano esa mañana para empezar con los preparativos de la reunión familiar que se llevaría a cabo esa misma noche en su casa, pues con sus amigos y familia celebraría el año nuevo. Sería una noche inolvidable, aunque no estuviera toda la familia en la ciudad.

Junto con su nieto y su hija se dispusieron a preparar la deliciosa cena de media noche: los famosos postres de la abuela Gloria, los buñuelos gigantes famosos en la familia, y por supuesto bebidas de todo tipo. La felicidad parecía invadir la casa de los Cortés, al ritmo de la música, organizaban, limpiaban y cocinaban. Aunque ellos no lo sabían, estaban disfrutando los últimos momentos felices.

‘’Ese día mi mama parecía estar más enérgica que de costumbre, nos ayudó a todos en la casa’’, así lo declara Angélica. Incluso Gloria había decidido salir con su hija para hacer las compras de último minuto, disfrutaron del sol pegando en su piel, el aire moviendo su cabello, la amabilidad y felicidad de todas las personas en la calle parecía hacer que todo se complementara.

Imagen de referencia tomada de Flickr, usuario: J H Toro

Decidieron comer un helado antes de regresar a casa. Gloria era diabética pero no quería privarse de un poco de dulce, así que ordenó una porción pequeña de helado de ‘’ron con pasas’’, su sabor favorito. La verdad, ya no podía disfrutarlo tan seguido, era muy responsable con su salud, seguía las indicaciones de los médicos al pie de la letra, pero ese día algo dentro de su cuerpo le ordenó comer un poco de ese manjar.

Al momento de volver a casa, Gloria manifestó estar un poco cansada para caminar de vuelta. Aunque estaban cerca de la casa su hija decidió tomar un taxi, pues habían recorrido mucho tiempo dentro del centro comercial. Al llegar a casa, no hicieron nada especial, tan solo almorzaron, acomodaron las decoraciones y se acostaron a ver una película.

Las horas transcurrieron con normalidad. Eran las 6:00 de la tarde y ahí fue cuando empezó la pesadilla. Gloria se levantó un poco mareada después de dormir un rato, pensó que solamente se le había bajado la azúcar, sin embargo, todo empeoró cuando la hija vio que su madre caminaba con pasos un poco torcidos.

‘’Mija ya me voy a arreglar, pero deme un agua panela caliente, que tengo frio y creo que se me está bajando el azúcar’’, dijo Gloria, con una pronunciación un poco enredada. Angélica, preocupada, decidió prepararle lo que le pidió, pues estos episodios normalmente se solucionaban dándole algo de dulce a su mama.

Después de tomarse la bebida caliente Gloria decidió llamar a su hija y nieta que se encontraban fuera del país para despedirse. Angélica comenta que notó algo raro. “mi mama estaba empezando a hablar enredado como si le pesara la lengua”, afirma.

Apurada Angélica colgó la llamada para no preocupar a su hermana en el exterior. Se dio cuenta que su mamá cada vez estaba mas débil, no podía pararse recta, y el costado derecho de su cuerpo empezaba a caerse, y a lucir como si se estuviera derritiendo.

‘’Mijo venga ayúdeme que a su abuela le esta dando un derrame’’, grito desesperada Angélica a su hijo. Gloria cayó al suelo convulsionando, todo pareció ponerse en cámara lenta. Cuando la ambulancia llegó, los paramédicos se gritaban unos a otros para intentar restablecer a la paciente.

La familia llegó al hospital. En la cabeza de Gloria todo empezó a disolverse. Era media noche, ni más ni menos, cuando los doctores empezaron a gritar que la paciente estaba entrando en paró.

Gloria escuchaban a lo lejos los gritos alegres de las personas deseándose un feliz año, las luces de navidad eran solo un débil recuerdo que asociaba a la luz de la pequeña linterna que tenían los enfermeros mientras intentaban traerla nuevamente a la vida.

Por la mente de Gloria pasaban muchas cosas, sus hijas, nietos, los viajes que aún no había hecho, los besos y abrazos que aún no había dado, los grados y matrimonios que aún faltaban en su familia. ’Por un momento sentí mucha tranquilidad y sentí cómo mi hermana, quien falleció hace muchos años, me daba la mano y me sonreía, pero en lugar de llevarme con ella me empujaba de vuelta, dejando un beso en mi mejilla, fue ahí cuando desperté de golpe’’.

Había presentado un derrame cerebral. Según los doctores pudo haber sido fulminante, pero gracias al helado que comió esa tarde pudo ser controlado, pues el azúcar se le había subido evitando que los coágulos atacaran el cerebro. Y aunque aquella noche Gloria Cortés logró ganar la batalla final contra la muerte, además de las secuelas, quedó la horrible sensación de cómo su existencia se le escapaba de las manos. Entendió que nadie tiene la vida comprada.

Serie: #CrónicaDeLosAbuelos

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