Vamos camino a la virtualidad
La pandemia del Coronavirus, que hoy azota al mundo entero, sólo nos ha dejado ver una cara de la moneda. Esa cara oscura, que nos llena de miedo y temor, que deja una estela de muerte a su paso y que nos tiene obligados al confinamiento y al encierro.
En un tiempo, quizás más temprano que tarde, cuando hayamos encontrado la fórmula para convivir con este virus, como ya lo hicimos en el pasado con el SIDA o la Influenza, muy seguramente conoceremos la otra cara de esa moneda. La cara positiva, la de la unión familiar, la de la calidad de vida, la de la sana convivencia. Será una cara que nos conduzca por el camino de la virtualidad.
Un recorrido hacia lo cibernético, en el que ya vamos dando los primeros grandes pasos. Colombia ha estado en cuarentena obligatoria desde el pasado 24 de marzo, es decir, ya está próxima a cumplir un mes y nuestro ritmo de vida ha cambiado sustancialmente, para bien.
Ya parecen cosa del pasado aquellos días, que iniciaban muy en la madrugada, acelerados y con una fuerte carga de estrés sobre nuestros hombros. Los menores de la casa no han vuelto a engullir la primera comida del día, apurados para no llegar tarde al colegio o a la universidad. Ya degustan su desayuno con tranquilidad y en familia.
Y nosotros, los adultos, no hemos vuelto a comenzar la jornada laboral, luego de convivir con las incomodidades del servicio de transporte público o de los, ya olvidados por estos días, trancones, comino a la oficina.
Hoy ya es normal que veamos a la familia reunida alrededor de la mesa del comedor o en la comodidad de la sala o en otros espacios del hogar, cada uno cumpliendo con sus compromisos. Los hijos, por primera vez están conociendo las tareas laborales que tanto les roba el tiempo de sus padres, y ellos, a su vez, han revivido, después de muchos años, las jornadas escolares, al lado de sus hijos.
Han sido días en los que hemos aprovechado mejor el tiempo. Gozamos de horas libres, desempolvamos los juegos de mesa, como el parqués, el monopolio, el bingo o las cartas. Posiblemente, estemos recuperando el hábito de la lectura, de las artes manuales o las aptitudes artísticas. El trabajo y el estudio en casa están guiando nuestras vidas.
Son cambios que además, muy seguramente, traerán importantes beneficios para la sociedad. Los colegios y universidades han cerrado sus puertas, dejando sin
trabajo a los jíbaros, quienes ya no tienen esa demanda inocente, a la que engañaban con sus estupefacientes y nocivos productos y los sitios de rumba, fiesta y alcohol, que cunden en cercanía a los centros educativos, ya no están atestados de jóvenes estudiantes.
También, es muy probable que al final de la cuarentena veamos reducir a cifras inimaginables problemáticas sociales que nos agobian, como el consumo de drogas y alcohol, los embarazos de niñas y adolescentes, los robos de celulares, las riñas callejeras, los hurtos y los asesinatos.
Estas son solo algunas pinceladas de lo que traerá el mundo digital que nos espera, luego de pasar la horrible noche que estamos viviendo, mejorando la calidad de vida y fortaleciendo la unión familiar. Aunque no serán los únicos cambios que experimentaremos.
Algunos sectores de la economía, grandes, medianos y pequeños, también se están acomodando a los nuevos tiempo que nos deparará ese futuro virtual y sentirán su beneficio. Al final del aislamiento obligatorio, luego de hacer sumas y restas, tal vez verán que en medio de la epidemia, fueron eficientes y efectivos.
El teletrabajo, que pusieron en práctica, obligados por el Covid–19, pondrá al descubierto costos y gastos que, en este mañana inmediato, resultarán inoficiosos. Tal vez ya no será necesario adquirir elegantes y costosas sedes o asumir elevados arriendos, porque sus funcionarios y trabajadores estarán laborando en casa. Reducir importantes costos en servicios públicos, en cafetería o en elementos de aseo y limpieza, solo por nombrar algunos, será importante a la hora de hacer balances y entregar resultados.
En el ayer quedarán muchas labores de oficina y pronto serán un buen recuerdo, porque las citas con estricta puntualidad serán al frente de un computador, conectados en video conferencias rápidas y ágiles, asignando tareas, plazos y metas.
Esta nueva vida apenas comienza, el proceso de transición será complejo, en especial para sectores como el productivo, que lo irá dando paulatinamente. Recién empezamos a acomodarnos a esta realidad, que tal vez veíamos muy lejana, pero que nos llegó de la noche a la mañana, sin avisarnos. Una realidad que se nos avecina, en un futuro inmediato, y que nos deja un único camino: prepararnos para afrontar el mundo virtual que nos espera, por cuenta del Coronavirus.
Por: Eulogio Uscátegui Martínez
Agencia Nacional de Prensa
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