El trabajo en comunidad vale la pena
Francelina Bermúdez es oriunda del Patía, Cauca y hace parte de la Corporación. A sus de 64 años ya perdió la cuenta del tiempo que lleva viviendo en Vista Hermosa. Hoy recibe beneficios del proyecto Mascapaz, ejecutado por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI para su finca, de cuatro hectáreas: El Corral.
“Acá llegamos porque por allá estaba muy duro todo. Nos vinimos a buscar ambiente por acá. Ya tenemos años aquí, no tenemos plata pero ahora estamos bien”, dice Bermúdez, a pesar de que su esposo en 1995 fue víctima de una mina antipersona y uno de sus cuñados aún todavía hace parte del listado de desaparecidos.
Aunque mantener la Corporación a flote no es fácil, Ibarra no desfallece en sus objetivos y en demostrarle a su hija que el trabajo en comunidad vale la pena, “nos mantenemos con una pequeña cuota de sostenimiento. No es fácil pero estamos muy contentas porque estamos tocando el tema ambiental y sabemos que económicamente más adelante nos vamos a beneficiar”, afirma.
Según el Registro Único de Víctimas, en el país existen más 800 mil personas pertenecientes a la población víctima entre negra, afrocolombianos, raizal y palenquera.
Fuente: Proyecto Mascapaz