Reconocimiento poético a las víctimas de la violencia
Erik Arellana, más conocido como el Chico Bauti, se ha dedicado a renombrar a las almas desaparecidas por la violencia a través de la expresión artística y literaria. Él creció junto a su madre Nydia Erika Bautista quien lo incentivo al mundo del arte y la literatura. Para el Chico Bauti es esencial preguntarse Dónde están, un cuestionamiento simple de hacer, pero difícil de responder.
Nydia Erika Bautista, Sindicalista, economista y milítate del M-19 entre 1984 y 1987 como estudiante, poeta, periodista y profesor, Erik Arellana tuvo que afrontar una vida de migrante en Europa debido a las amenazas que recibía en su contra, tras la detención y desaparición de su madre Erika en 1987. Con solo 20 años, ´el Bauti´ experimentó cómo el exilio en Alemania le dio la oportunidad de reconocer el arte y la literatura, como una expresión de libertad, en un país que venía de estar dividió por posturas políticas e ideológicas.
De esta manera, comienza la búsqueda de lo que significa la desaparición forzada en Colombia, la importancia de recrear a través de elementos cartográficos, poéticos y audiovisuales, la otra mirada de las víctimas, su compromiso en la reconstrucción social que una vez fue quebrantada y humillada por grupos antidemócratas.
Sin embargo, esta función de ir buscando la identidad de cada uno de los desaparecidos no fue un trabajo fácil, pues durante tres años Erik, junto a un grupo de cartógrafos, periodistas y poetas, dieron vida a un espacio donde se retrata la voz y los testimonios de los familiares de las víctimas, que dan soporte al entendimiento de su horrible desenlace. El proyecto desaparicionforzada.com es el encuentro pedagógico de lo que significa la desaparición forzada en Colombia y los millones de retablos que se muestran en un espacio cartográfico, como una apuesta metafórica de la dimensión del crimen sin resolver en el país.Este espacio en tributo a los desaparecidos da cuenta que, de esas 80.472 personas sin identificar, solo es una cifra estadística la cual aumenta con cada denuncia interpuesta por parte de sus familiares o personas más cercanas.
“Van siendo tantos, que un día inundaran la patria entera” Chucho Peña – Artista y poeta colombiano, desaparecido y ejecutado el 30 de abril de 1986.
Recrear el crimen en Colombia es suponer que cada retablo con el nombre de la víctima desaparecida es la causa de una división política e ideológica, que justifica los asesinatos hacia gente inocente, retratándolos como opositores de la democracia o enemigos del bienestar social.
Chico Buati va tejiendo el concepto pedagógico de la violencia en Colombia, viendo que su historia se ha tenido que enfrentar con diversas coyunturas las cuales han puesto contra la espada y la pared la soberanía del país. Por una parte, está la oligarquía colombiana, un poder que por décadas ha gobernado, y succionado el concepto de democracia en el país y, por otra parte, la lucha contra el narcotráfico, un concepto ya desprendido del contexto nacional, pero que aún es la astilla que lastima a muchos campesinos, que vacilan de tierra en tierra, para logar asentarse en un lugar que le dé estabilidad económica y seguridad colectiva.
Dicho concepto se refleja en su trabajo como periodista, poeta y también víctima directa de la desaparición forzada, ya que tuvo que padecer con el asesinato de su madre, quien fue una defensora de los derechos humanos. Pero más allá de este entendimiento de la lucha contra la impunidad, el sentido de pertinacia y los reconocimientos logrados por NN colombianos, se encuentran en la fuente más importante en reconocer estos cuerpos, como personas dignas.
Comprender el fenómeno de la desaparición forzada implica, para este poeta, adentrase en la esencia humana que caracterizaba a todas estas víctimas, reflejar que ninguno de dichos crímenes clandestinos son justificados.
Para finalizar, la historia de cada víctima de desaparición forzada es la misma, pues se les arrebata la posibilidad de expresarse con libertad, denunciar cualquier acto que vaya en contra de su tranquilidad y seguridad. Así como le pasó al ‘Chico Bauti’, quien fue perseguido, amenazado y obligado a dejar su propia nación, le pasa a millones de colombianos que buscan romper la barrera del dolor y el olvido para alcanzar la paz que merece este país.
Por: Natalia Molano Aguas