24 años del 11 de septiembre: cómo cambió la percepción global hacia el Medio Oriente
El 11 de septiembre de 2001 marcó un punto de inflexión en la política internacional, la seguridad global y las narrativas mediáticas. Uno de sus efectos menos visibles, pero más duraderos, fue la transformación en la percepción pública hacia las personas originarias del Medio Oriente, particularmente aquellas identificadas como musulmanes o árabes.
Por: Gisella Lizarazo Oróstegui
Según datos del Federal Bureau of Investigation (FBI), los crímenes de odio reportados contra personas de origen árabe o musulmán en Estados Unidos aumentaron en un 1600% entre 2000 y 2001, pasando de 28 incidentes a 481 en un año. Este incremento se mantuvo en niveles elevados durante la década siguiente.
En el ámbito mediático, múltiples estudios académicos, entre ellos “Reel Bad Arabs” (2001) de Jack Shaheen— documentaron cómo, tras los atentados, Hollywood incrementó la representación estereotipada del “terrorista árabe” en películas y series. Entre 2001 y 2005, el 85% de los personajes árabes o musulmanes en cine estadounidense fueron representados como villanos, terroristas o amenazas, según el mismo estudio.
Equivalente, el discurso político en los países occidentales adoptó términos como “eje del mal” o “guerra contra el terror”, vinculando implícitamente ideologías políticas con identidades religiosas y étnicas. El Patriot Act, aprobado en EE.UU. en octubre de 2001, institucionalizó medidas de vigilancia selectiva que afectaron desproporcionadamente a comunidades de origen medio oriental.
En el ámbito académico, universidades como la Universidad Nacional, la Javeriana y la de los Andes han desarrollado seminarios y cátedras sobre “Representaciones del Medio Oriente en los medios”, donde se analizan los efectos de estas narrativas en la opinión pública.
Dra. Laura Mina, investigadora en Estudios Medio Orientales de la Universidad Nacional, afirmó: “Tras el 11S, se normalizó la asociación entre islam y terrorismo en el imaginario colectivo. Eso no fue un accidente, fue una construcción mediática y política con consecuencias reales: exclusión, discriminación y violencia simbólica”.
Organizaciones como el Council on American-Islamic Relations (CAIR) y el Pew Research Center han documentado que, 23 años después, persisten sesgos estructurales: el 50% de los musulmanes en EE.UU. reportó haber experimentado al menos un acto de discriminación en 2017, según Pew.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 dejaron, no solo una reconfiguración de la seguridad global, sino también una transformación profunda en las narrativas públicas sobre el Medio Oriente. La evidencia recopilada por instituciones como el FBI y el Pew Research Center muestra que el estigma hacia las comunidades musulmanas y árabes no fue un efecto colateral espontáneo, sino un fenómeno ampliamente documentado, reproducido por medios, políticas estatales y productos culturales.
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A 24 años de la tragedia, persisten sesgos en representaciones mediáticas, políticas públicas y percepciones sociales. Sin embargo, también se han consolidado espacios académicos, culturales y de activismo que trabajan en la deconstrucción de estereotipos y en la visibilización de voces propias de la región.