El trabajo de maquillar cuerpos , la tanatopraxia
“Los accidentes de tráfico son los más difíciles, sobre todo si son violentos, toca hacer una reconstrucción craneal y del tórax, es lo más difícil que hay en esta área.” Wilson Javier Tapia, tanatopractor y forense.
Por: Juan David Cepeda Veloza
Maquillar muertos, parece un trabajo indeseable, el mismo concepto en el imaginario supone una sensación de estar o encontrarse en una película de terror, parece irreal. Algo propio de las películas sobre criminales en las que un detective pródigo le sigue la pista a un asesino despiadado. Curiosamente, esta profesión no nos resulta ajena como concepto, esto gracias a los productos audiovisuales, de novelas, películas y series. En la realidad se tiene un conocimiento vago sobre la tanatopraxia, la tanatoestética, la tanatoplastia y el trabajo forense. Con seguridad, podrías preguntar a una persona del común, si conoce alguno de estos conceptos, la mayoría probablemente te respondería con otra pregunta o se referiría a una serie que vio en Netflix.
Por esto, es importante definirlos. La tanatopraxia y la tanatoestética es un conjunto de técnicas que se aplican a un cuerpo sin vida, es decir a un cadáver. Esta práctica se encarga del aseo, la conservación, la preservación, el embalsamamiento y maquillaje. Todo este proceso se puede enfocar a diferentes necesidades, pero principalmente se realiza para que el círculo cercano del fallecido sufra lo menos posible y de esta forma hacer más sencillo el luto y el duelo que implica perder a un ser querido.
En búsqueda de respuestas, se encuentran muchas preguntas, de esas que tanto suelen abundar en salas de velación, capillas y funerales. Acercarse a los tanatopractores o forenses no es una cosa sencilla en su espacio laboral, pues se deben pasar varios filtros para lograr acceder a uno de ellos en su lugar de trabajo. No se pueden tomar fotos por evidentes razones y se debe andar con respeto. Desde la calle se observan carros en caravana, ingresando a un garaje, un hombre cubierto con un traje azul y un tapabocas que cubre una gran parte del rostro. Este sujeto parece hacer una especie de inventario, en el que registra los carros que ingresan a lo que ellos me dijeron llamaban “El laboratorio” otras funerarias les llaman “Centros de Paz”.
En esos carros fúnebres, se encuentra un cuerpo, próximo a comenzar su proceso estético y de conservación. Recorrí varios lugares que brindan este servicio, en la mayoría (por no decir todos) la gente es sumamente cálida e intenta brindarte información que pueda resultar útil o de interés, hablan con cargos más altos, pero la posibilidad de ingresar a uno de estos lugares es sumamente difícil.
De pregunta en pregunta, conseguí una respuesta y su nombre es Wilson Javier Tapia, quien ha tenido un contacto próximo con la tanatopraxia desde los 15 años. “Mi cuñado era enfermero, en un hospital. En esa época no había muertes violentas, sino era muerte natural, adultos mayores, había ahogamientos. En el río en el que yo viví, se ahogaba mucho la gente. Mi cuñado una vez, me comentó que, si yo le podía colaborar a aplicar formol a los cadáveres, porque como vengo de una tierra caliente, había que aplicarle formol al cadáver para que no se descompusiera rápido. En tierra caliente un cadáver aproximadamente en 24 horas, 48 horas, se empieza a descomponer se le empiezan a meter gusanos”.
Ser forense tiene algunos puntos en común con dedicarse a la tanatopraxia, pero su distinción más particular es que como forense se investiga la causa de fallecimiento. Con más de 35 años en este campo Wilson opina lo siguiente: “La parte más difícil del trabajo, son los accidentes de tránsito, como cuando hay carros que pasan por encima del accidentado, esa es una de las áreas más complicadas que tiene el área forense. La reconstrucción del cadáver. En el tema de los asesinatos, uno considera la trayectoria del proyectil o de la puñalada y determina qué órganos fueron afectados. En los suicidios se estudian causas como el envenenamiento, la dirección de los proyectiles o el ahorcamiento”. Desde muy joven Wilson tuvo un gusto por la tanatopraxia y comentó algunos de los procedimientos que se enseñan cuando se estudia para ser médico forense. “Uno aprende temas relacionados de cómo se aplica el formol, como se conserva un cadáver, cuanto formol debe aplicarse… Por ejemplo, un paciente de 40 a 60 años, que pese 60 kilos, 70 kilos uno le puede aplicar un litro de formol, como te decía depende también del clima, porque en tierra caliente uno si tiene que aplicarle un poquito más de formol para que se conserve. En tierra fría, si puede ser un litro de este líquido, uno busca en la superficie del cuello la arteria y aplica el formol. Esa es la más sencilla. También se puede con una jeringa en la parte abdominal o en la parte inferior, pero más que todo el factor más importante es el clima”, afirma.
Un tema que suele generar mucho interés es el salario que reciben: “Yo trabajo ocho horas y aproximadamente tengo de tres a cinco cadáveres en el día, a uno lo que lo mueve es la pasión que le genera, pero si, el salario es bueno, es proporcional con el desgaste que se da, con el sueldito que uno le pagan vive sabroso ”.
Existe un fenómeno conocido como espasmo cadavérico, lo cual hace referencia a movimientos que realiza un cuerpo después de muerto, acerca de esto complemento de la siguiente forma: “El cadáver normalmente puede tener movimientos post-muerte en las primeras 24 a 72 horas, algunos músculos se van estirando y hay movimientos en los miembros superiores y miembros inferiores. Uno suele cerrar los ojos al paciente, pero por el peso de los músculos faciales, se le vuelven a abrir, pero es algo completamente normal”.
En medio de la conversación, surge esta respuesta: “La mejor parte del trabajo a veces es cuando se identifica a la víctima”. Sobre el tema de la salud en su oficio, aclara que antes de que el revise a los pacientes, se llevan a el laboratorio y allí se hacen muestras para determinar si tiene algún tipo de enfermedad que pueda ser contagiosa y perjudicar al personal.
La tanatopraxia, desconocida como un campo de estudio para muchos sectores de nuestra sociedad, es un área de conocimiento que desarrolla términos como la tanatoplastia, un procedimiento que se usa para reconstrucciones plásticas. Definitivamente una rama de la medicina, poco frecuentada por jóvenes, su labor es desconocida o poco valorada pero sumamente importante para no vivir un luto excesivamente doloroso y riesgoso.